DÍA 4 DE CAMPAMENTO (9 JULIO)
Aventura entre árboles y sonrisas en la granja
Tirolina, piscina y animales, una jornada redonda llena de experiencias y descubrimientos
Hoy hemos alcanzado el ecuador del campamento y lo notamos en el ambiente: los vínculos se fortalecen, las risas son más espontáneas y ya vamos encontrando nuestro ritmo como grupo. La jornada ha estado marcada por la emoción, los retos superados y el contacto con la naturaleza.
Por la mañana, muchas emociones se concentraron en una de las actividades más esperadas: la tirolina. Para muchas niñas y niños era su primera vez, y la mezcla de nervios y entusiasmo ha sido preciosa de presenciar. A medida que subían, algunas caras se tensaban, pero al lanzarse al aire todo se transformaba en gritos de alegría y orgullo. Fue, sin duda, una experiencia que recordarán por mucho tiempo.
Después de tanta adrenalina, tocaba refrescarse, y nada mejor que nuestros ya imprescindibles juegos de agua y piscina. La piscina no solo refresca el cuerpo, también el ánimo. Entre risas, chapuzones y retos amistosos, las niñas y los niños disfrutan como pez en el agua.
La actividad estrella del día ha sido la visita a la granja. Poder ver, tocar y oler a los animales ha despertado muchas sonrisas. Desde las gallinas hasta las cabritas, cada pequeño encuentro ha generado comentarios, preguntas y gestos de ternura. Este contacto directo con los animales ha sido una oportunidad para acercarnos más a la vida en la naturaleza y aprender desde la experiencia.
La velada nocturna nos ha llevado de viaje imaginario. Nos convertimos en exploradores que tenían que cruzar fronteras superando pruebas, retos y dinámicas divertidas. ¡Y todas y todos lo lograron con entusiasmo! El trabajo en equipo, la creatividad y la complicidad hicieron de esta noche algo muy especial.
💬 Anécdota del día
Víctor, nuestro monitor más joven y afiliado, se ha ganado un hueco especial entre los peques… ¡literalmente! No paran de trepar sobre él como si fuera un caballito. Su paciencia, energía y cercanía hacen que esté constantemente rodeado de niñas y niños que lo adoran.
Cada día que pasa, nuestros chicos y chicas se muestran más autónomos, más unidos y más felices. Han aprendido a apoyarse, a reírse del error, a compartir los silencios y las carcajadas.
¡Y lo mejor es que aún quedan muchas aventuras por vivir!
